En 1956 Gabriel García Márquez pasaba sus días y noches entre la buhardilla del Hôtel de Flandre y la chambre de bonne de Tachia, que antes había sido amante de Blas de Otero en la rue d’Assas, entre el Jardín de Luxemburgo y Montparnasse. Ya desapareció aquella casa, pero en ella, muchos años antes, James Joyce había visitado a un compatriota, el gran dramaturgo irlandés J. M. Synge, quien también vivió y escribió en una chambre de bonne.
«Mi Gabriel escribió uno de sus mejores libros (El coronel no tiene quien le escriba) entre el Hôtel de Flandres en la rue Cujas y el 90 de la rue d’Assas en aquel cuartito que yo tenía, y a cuya propietaria dedicó el libro muchos años después, con esa dedicatoria que puso en la contraportada: “A madame Pages 43 años después con toda mi gratitud”».
Tachia Quintana de Rosoff, «Mi Gabriel nunca fue Gabo», Gabo en París. Homenaje 2007 (París, Embajada de Colombia, 2007)