
Lugar adonde el personaje de Horacio arroja un papelito en el último capítulo de la novela y lugar donde sería enterrado Julio Cortázar.
A la altura del cementerio de Montparnasse, después de hacer una bolita, Oliveira calculó atentamente y mandó a las adivinas a juntarse con Baudelaire del otro lado de la tapia, con Devéria, con Aloysius Bertrand, con gentes dignas de que las videntes les miraran las manos.
(Capítulo 155)