Tras la caída de Robespierre, Tallien tuvo cierto protagonismo en la Francia del Directorio, pero quien más brilló fue su mujer, Teresa Cabarrús, convertida en musa junto con Josephine de Beauharnais- de la nueva sociedad. Su casa de los bucólicos Champs Elysées fue escenario del nuevo lujo post-revolucionario.
«Vino entonces la vida de escándalo y franca impudicia: el desquite de la carne aterrorizada por la guillotina, una explosión de sensualidad insaciable, de derroche, de extravagancia, que a Teresa le cupo presidir como gran sacerdotisa, como el alma femenina de la nueva situación».
Los españoles en la revolución francesa. Miguel S. Oliver