Carlos Fuentes recibió en la sede del Ayuntamiento de París el 26 de mayo de 2010 la gran medalla Grand Vermeil, la más alta condecoración de la capital francesa, que empezó a conocer en 1950 «de la mano de Balzac», a quien dedicó su discurso de agradecimiento. Fuentes confesó al recibir la medalla:
En 1950 tomé un barco de la Holland-America Line en Veracruz con destino Rotterdam (…) Embarqué con un diccionario francés-español y los veinte tomos de La comedia humana de Balzac (…) Aprendí, gracias a Balzac, a conocer y, sobre todo, a amar París.
(Carlos Fuentes, «Discurso pronunciado en el Ayuntamiento de París, 26-05-2010»)
Desde entonces, el escritor, ensayista y exembajador mexicano en Francia entre 1975 y 1977 no dejó de pasar largas y cortas temporadas en París, donde se casó por segunda vez, donde nació su hijo, y donde coincidió y compartió amistad y fiebres literarias con Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Octavio Paz, Juan Goytisolo y Jorge Semprún, y taxi y vecindad con el presidente François Mitterrand.
En París comenzó una de sus novelas más conocidas, Aura, y trabajó, entre otras, en Una familia lejana y en Terra Nostra, en las que se menciona la ciudad, pasajes en los que nos adentramos en esta ruta que discurre sobre todo por la rive gauche (la orilla izquierda), la favorita de Fuentes, que la considera un «universo».