
A inicios del siglo XX, la rue Vercingétorix estuvo asociada a la intensa vida artística del bario de Montparnasse. Allí se hallaban los talleres de pintores como Pablo Gargallo, Julio González, Jean Toth, Max Jiménez, entre otros. En el atelier n.º 15 vivió Vallejo desde fines de 1923 hasta fines de 1925. Desde los años finales de la década del setenta los talleres cedieron el espacio a una zona verde.
Algo asombroso era aquel atelier, en el que el autor de Los heraldos negros pasó varios meses de su más infausta bohemia. Después, cuando el Cholo mejoró la condición de sus finanzas y se traslado al elegante barrio de la Ópera, lo cedió al chino Gálvez Orrego, amigo inseparable desde los días de Trujillo.
(Ernesto More, Vallejo en la encrucijada del drama peruano)