En su primer viaje a París (1999) Baroja se alojó, sucesivamente, en dos casas de huéspedes. Nada más llegar, se instaló en un cuarto de la rue Flatters.
«La calle Flatters es una calle muy pequeña que forma como un codo entre la calle de Berthollet y el bulevar de Port Royal. No tendrá ochenta metros de largo. El cuarto alquilado para mí no sé por quién, era piso entresuelo, con un balcón a la calle; no tenía mal aspecto a primera vista»
Desde la última vuelta del camino. Pío Baroja