Regresando a París pasé antes por Washington, para asistir a la inauguración de mi exposición en la OEA. (…). Blanca fue directo de Lima a Francia y se instaló en París en el Impasse St.-André-des-Arts. Yo me quedé en el Hotel Poitu, en el 22 rue de Seine. Por primera vez Blanca y yo vivíamos separados. Me alojé en un hotelido barato de solo dieciocho habitaciones que conseguí gracias a mi amigo Oswaldo Vigas. El pintor francés Pierre Dmitienko, que también tenía una habitación ahí, se convirtió en amigo. Años después le persuadí para exponer en Lima. (…) Sus propietarios eran una entrañable pareja, monsieur y madame, Ployez. Luego fueron llegando más peruanos al Poitu: pepa Benavides, Carlos Rodríguez Saavedra. Después llegó Pepe Malasio y terminó alojado en mi hotelito. Cuartos contiguos. Los únicos que nos bañábamos a diario éramos Pepe y yo. Tenías que marcar una rayita en tu nombre cuando tomabas una ducha.
Eran otros tiempos. Llegué a deber cinco meses de alojamiento. La señora Ployez, que administraba el hotel, tenía una pequeña oficina a la entrada. Al verme pasar, me gritaba cosas como Monsieur Szyszlo, vous avez l’oeil noir aujourd´hui. Que-est-ce que vos arrive? Vos n´avez pas d’argent?. Y me prestaba quinientos francos.
Fernando de Szyszlo, La vida sin dueño pp. 112, 113